miércoles, 27 de abril de 2011

TARDE ROSA Y AMARILLA

De grande quiero ser enfermera y poner inyecciones de mentiras y curítas de tela. De grande quiero ser un gran carpintero para hacer con mis herramientas de peluche, mis muebles para mi casa de cartón. En realidad quiero ser independiente, y con mi dinero comprar hortalizas de tela y hamburguesas de plástico, para alimentar a mis hijos monos de ojos claros made in china por supuesto, de la mejor calidad. Quizás lo único que no quiero es ser mayor. ¡Pero vaya! ¿Quién entre tantos se atreve a parar el tiempo? ¿O quién es el valiente que entre tanta oscuridad enciende una lámpara? Roja, verde o rosa... aún sin saber si el verde nos gusta. Quizá no sea valiente, pero si charlatana. Hay quien asegura, que hasta dormida, no me callan; que cuando nado trago agua por no callar. Yo no sé de lámparas, ni de oscuridades, ni de problemas, ni de nada. Quizá con la edad desaprendo en vez de aprender. Yo solo sé, que historias vividas y de vestidos de colores. ¿Y por qué no? ¡Por qué no cambiar un día gris por una tarde rosa y amarilla? Una tarde, donde soñar es gratis, donde pensar en casas, cortinas y ropa no cuesta dinero. Una tarde en que todo es posible. Un ratito que quizá no soluciona nada, pero que anima, alegra, y admítanlo es divertido. En tus días grises siempre tendré curítas de tela para ti, en mi casa de cartón. ¡Eso sí! A cambio te contaré mi vida, una vez mas. ¡No por nada soy así!.

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