martes, 3 de mayo de 2011
Ayer encontré oculto en un cajón de mi mesita de luz, lo que cuando aún usaba dos colitas a los costados de mi cabeza y flequillo, era mi diario personal. Fue extraño, y no sé, agradable leer todas esas cosas que siguen adornando ese cuaderno rosa. Sus hojas añejadas por el tiempo. Recuerdo el día que mamá me lo compro: estaba en primaria y lo vi un día en una tienda donde venden varias cosas. Lo vi, en la vitrina entre tantas cosas de diversos colores y tamaños. Y una semana después el día de las velitas mi mamá me lo regalo como inicio de la navidad. Todavía tiene la etiqueta en la parte de atrás 15,000 pesos colombianos le costo. Tuvo mucho uso, y aún guarda en su interior historias: mi primer amor, otros amores, mis locuras pre-adolescentes, planes, dibujos, confesiones, etiquetas, servilletas con dibujos, marcas de lágrimas, tinta corrida, fotografías, algún que otro sticker, canciones tanto propias como ajenas, y hojas que siguen esperando a ser completadas . Y que nunca voy a llenar. Mentira ya escribí en el de nuevo. Con fecha y el QUERIDO DIARIO que solíamos usar. Es mi pequeño tesoro. Espero volver a encontrarlo después de años al igual que ayer...
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